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Expert opinion – whether expressed by an individual, by a learned body or by a group of experts in the form of a consensus guideline – draws on the experience of practitioners. It may also draw on the expertise of consumer representatives that are aligned with affiliated organizations. However, the opinion of experts is more than just their practical experience; it is based on their understanding of the knowledge and experience; moreover it is the expression of these opinions in writing, and publishing in journals, magazines, webpages, etc. So, we should also consider the risk of “speech bias” according to the circumstances in which they expressed their opinions.
Thus, validity in this context relates to the soundness of opinion in terms of its logic and its ability to convince, the authority of the source and the quality of the opinion that renders it supportable. Although expert opinion is non-research evidence, it is empirically derived and mediated through the cognitive processes of practitioners who have typically been trained in scientific methods.
The focus then of appraisal is on authenticity: specifically, authenticity of the opinion, its source, the possible motivating factors and how alternate opinions are addressed. It is also focused on the assessment of credibility of the expert voice, and decision as to whether the arguments are logical. The items of appraisal are standardized for this type of literature, while the methods are the same as for appraisal of any type of literature. Standardized appraisal criteria require the primary and secondary reviewer to meet or electronically discuss the criteria to ensure a common understanding, then to apply them individually to each paper. Once both primary and secondary reviewers have conducted appraisal, any discrepancies in opinion are discussed and a mutual decision agreed upon. It is JBI policy that all systematic reviews need to be critically appraised using the JBI SUMARI critical appraisal checklist for text and opinion papers. La opinión de los expertos, ya sea expresada por un particular, por un organismo científico o por un grupo de expertos en forma de directriz consensuada, se basa en la experiencia de los profesionales. También puede basarse en la experiencia de los representantes de los usuarios que estén alineados con organizaciones afiliadas. Sin embargo, la opinión de los expertos es algo más que su experiencia práctica; se basa en su comprensión de los conocimientos y la experiencia; además, es la expresión de estas opiniones por escrito y su publicación en periódicos, revistas, páginas web, etc. Por tanto, también debemos considerar el riesgo de "sesgo discursivo" en función de las circunstancias en las que expresen sus opiniones.
Así pues, la validez en este contexto se refiere a la solidez de la opinión en cuanto a su lógica y su capacidad de convencer, la autoridad de la fuente y la calidad de la opinión que la hace respaldable. Aunque la opinión de los expertos no es evidencia procedente de una investigación, se deriva empíricamente y está mediada por los procesos cognitivos de los profesionales, que normalmente han recibido formación en métodos científicos.
Así pues, la valoración se centra en la autenticidad: concretamente, la autenticidad de la opinión, su fuente, los posibles factores motivadores y cómo se abordan las opiniones alternativas. También se centra en la evaluación de la credibilidad de la voz experta y en la decisión sobre si los argumentos son lógicos. Los elementos de valoración están normalizados para este tipo de literatura, mientras que los métodos son los mismos que para la valoración de cualquier tipo de literatura. Los criterios de valoración estandarizados requieren que el revisor principal y el secundario se reúnan o discutan electrónicamente los criterios para garantizar un entendimiento común y, a continuación, los apliquen de manera individual a cada artículo. Una vez que ambos revisores, primario y secundario, han realizado la valoración, se discuten las discrepancias de opinión y se acuerda una decisión mutua. La política del JBI es que todas las revisiones sistemáticas deben ser valoradas críticamente utilizando la lista de verificación para la valoración crítica de artículos de texto y de opinión del software JBI SUMARI.